Un sitio idílico donde puedes desconectar y relajarte al 100%, y eso es dificil en mi. Vinimos una primera vez y quedamos encantados con las habitaciones en planta baja súper silenciosas, descansamos muy bien, hemos vuelto una segunda vez, y este destino se convertirá en una visita para todos los años. Piscina, y vistas increíbles, ambiente relajado y tranquilo. El restaurante con platos súper buenos y con productos de buena calidad, incluida su carta de vinos, con un Chef encantador. El personal amable y servicial, sobre todo Edwin y Juan David que fueron en todo momento encantadores y súper atentos. Recomendable, no te arrepentirás.